lunes, 29 de septiembre de 2014

Ritos con conciencia

En uno de los muchos pueblos marineros que hay en Galicia, el otro día daban una noticia peculiar. Se acababa de aprobar la celebración de bautizos civiles en el Ayuntamiento. Con tal motivo, salía en el periódico la foto de unos padres con su bebé, felices de haber inscrito a su hijo como un ciudadano más. Ahora todos los vecinos acogían al pequeño. La idea es estupenda. Pero, ¿por qué se le llama "bautizo civil" al empadronamiento de un recién nacido? Esta fue la pregunta que me hice.

Tuve que ir al origen del término lingüístico, primero al significado de "bautismo", y después de "civil". Luego, asociando los dos, me dí cuenta de lo importante que son las fiestas, los ritos de iniciación, los gestos sociales que señalan una nueva etapa en la vida de las personas. Pero sobre todo, la necesidad de compartir con los nuestros la alegría, en este caso, del nacimiento. Por lo visto también hay "primeras comuniones civiles", otra fiesta.
Ayer Encuentros con conciencia estuvo en una celebración. Había pocas personas, apenas veinte, y como no, reinaba la alegría: se trataba de una boda católica. Lo que llamaba la atención era cómo el ritual se iba realizando, a lo largo de toda la ceremonia, en su justa medida, como un indicador de conciencia, al igual que un faro indica dónde está la costa, pero el capitán del barco sabe que el faro no es el destino. En esta boda, los sacerdotes, padrinos, novios e invitados, estaban mucho más allá del rito, como el capitán. Todos y cada uno sabían su significado. Y veían la dirección del amor, con todas sus posibilidades de éxito y fracaso, si no se cuida.

Este estar "más allá del rito" dejó un poso de paz en el corazón de todos, que  todavía hoy, lo siento como un latido.

Desde aquí, les damos las gracias a los asistentes, por habernos hecho partícipes de esta celebración tan peculiar, tan en conciencia y en coherencia, un  lujo que no tiene precio.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

sábado, 13 de septiembre de 2014

Etiquetar versus humanizar

Uno de los grandes pensadores que tuvo la humanidad ha sido J. Krishnamurti. Además de sus escritos ahora podemos acceder a sus charlas transcritas al castellano, un lujo.
El otro día, a través de Facebook, me llegó un vídeo sobre el observador. Hablaba sobre lo que veíamos cuando observamos algo. Realmente me hizo pensar.
Decía que lo único que vemos cuando observamos son nuestras propias creencias, que son muchas veces prejuicios culturales, y no somos capaces de captar la realidad tal cual es. En nuestra ignorancia, estamos convencidos de que lo que vemos es así, pero solo es ignorancia.

Tomar conciencia de esto nos abriría la mente, ya que al principio veríamos lo mismo, pero sabiendo que siempre hay más. Por ejemplo, si observamos una hormiga, diferentes personas, el impacto visual en cada una es distinto. Quien la ve como “un bicho que ensucia las cosas”, no tendrá escrúpulos en pisarla. Sin embargo, para los estudiosos de los animales que saben son capaces de transportar, en su cabeza, hasta cincuenta veces su propio peso, y otras cosas, como su capacidad organizativa y de trabajo, les provoca admiración. Y ya no digamos para los budistas, que creen que el alma de la hormiga puede ser un antepasado, aquí el respeto es máximo. En fin, a mí me hizo pensar esto de las etiquetas que ponemos a las cosas y a las personas, en base a nuestro “bagaje creencial”. Porque si está estipulado socialmente,  una persona que tuvo cierta enfermedad, fue toxicómano, estuvo casada tres veces o cumplió su pena en la cárcel,… por poner unos ejemplos, por ello, ya lo tildamos de tuberculoso/a, drogadicto/a, promiscuo/a, o delincuente, para toda la vida. No es justo.
¿Cómo quitarnos nosotros mismos estos estigmas para ver a los demás más allá de lo que le ha acontecido en su vida? Sólo tomando conciencia.
Los terapeutas también caemos en esta trampa. Muchas veces he oído: “no hay nada que hacer, es un número 2 del Eneagrama y tiene la compulsión de dar”, o “tiene difícil solución, es Chicory en el sistema floral”, etc.
Las etiquetas reducen ridículamente la dimensión humana. El campo de la medicina es uno de los más afectados. Gran paradoja: se estudia para curar y se consigue una miopía del ser humano. La deformación profesional les lleva a hablar de “la cadera de la habitación 202”, con tal naturalidad, que hay un riesgo alto de que se olviden que “esa cadera rota” haya sido el soporte no solo de un cuerpo, sino de una familia entera, que también se ha desmoronado.

Observarnos cómo vemos lo que vemos. Este es el quid de la cuestión. Así lo explica Krishnamurti :

lunes, 1 de septiembre de 2014

Con la ciencia sí se juega

Comienza septiembre. Para niños, padres y profesores, otro reto escolar; siempre hay nuevas metas y para algunos docentes, nuevas ilusiones. De éstos hablaremos hoy, de los que se ilusionan. Se ilusionan con sus alumnos del próximo curso a pesar de que todavía no los conocen, porque en sí mismos, les apasiona la enseñanza. Se entregan a ella y la disfrutan, al margen de cómo sean o serán sus nuevos pupilos.

Encuentros con conciencia ha estado con uno de estos profesores geniales y un estupendo amigo, Miguel Ángel Vidal. Enseña matemáticas. Podría haber llegado muy lejos en el campo de la investigación, por su inteligencia, pero su vocación son los alumnos, así que prefirió dar clases en un instituto de secundaria. Enseguida se dio cuenta de lo difícil y aburrido que resultaba estudiar esa asignatura para los chicos y chicas, así que se puso manos a la obra con esa dificultad e ideó utilizar la papiroflexia con las matemáticas. Ahora juegan y aprenden.

Pero no son los únicos. Nosotros también aprendemos. Miguel Ángel nos muestra con su trabajo, cómo lo aparentemente difícil puede resultar fácil en la vida. Se trata de saber “darle la vuelta” y poner en marcha la creatividad, ese talento que muchas veces permanece en “off” toda la vida.

Os animamos a activarlo con esta poesía que nos ha regalado nuestro amigo, porque también escribe, mirad…
¿Juegas conmigo?
¡Albricias! Tanto monta monta tanto
el jugar y las ciencias con encanto.
Un duende, un hada encantada,
algo mágico o ciencia inexplorada.
Fantasía y magia con gotas de ilusión
para el aprendizaje son su bastión.
Empuño mi bastión de ordeno y mando
y a alquimistas juego de vez en cuando.
¿Juegas un rato conmigo?,
con las ciencias te haré cosquillas en el ombligo.
Unos faunos o el mago Merlín
brincan entre estos versos sin fin,
raudos y veloces van contando sus letras con mimo
¡EUREKA! Siempre van saliendo números primos.

Para los interesados en la enseñanza con papiroflexia os recomendamos su libro: Doblando las mates. Proyecto con papiroflexia de toda una tribu Ed. Auga Editora. Santiago de Compostela, 2011