lunes, 31 de octubre de 2016

Taller de envejecimiento activo y saludable en Oroso

El Camino inglés a Santiago de Compostela, pasa por el Ayuntamiento de Oroso, ya muy cerca del destino de los peregrinos. Encuentros con conciencia también ha estado en este lugar, compartiendo una vez más, el aprendizaje sobre las emociones y los cambios de creencias. Fue una tarde con un grupo de mayores entusiastas, que se implicaron en todas las dinámicas con gran interés.

Una idea clave en este tipo de aprendizaje es cómo usamos en lenguaje, ya que nuestra mente racional funciona a base de palabras. De tal forma, que una palabra o frase (creencia) limitadora, por ejemplo, “no soy capaz de hacer tal cosa” genera una emoción que nos quita energía o fuerza ante la idea de comenzar algo nuevo, y nos sentimos mal con nosotros mismos por ese “no creernos capaces“ dejando de lado nuestra verdadera naturaleza, con capacidad infinita, dejando de ser fieles, en definitiva, a nosotros mismos. La buena noticia es que esto también funciona en sentido contrario: si yo confío en mi capacidad emprendedora y de aprendizaje para lo nuevo, me llenaré de ilusión y de ganas cuando me propongan hacer algo que no sabía, y esto me llevará sin duda, a conseguir mi objetivo. La diferencia es sustancial y no puede ser de otra manera, ya que si estamos en armonía con nuestro centro, solo puede emanar lo mismo hacia el exterior.

También existe otro tipo de lenguaje a través de muy pocas palabras pero que llegan directamente a ese centro vital. Pablo d´Ors nos sugiere utilizar de vez en cuando “palabras generadoras de silencio” , porque realmente en lo cotidiano , en los medios de comunicación , etc, el lenguaje está “prostituido”, se habla mucho, mal y rápido. Y ahí está nuestra mente, recogiendo esos mensajes de prisa, de vacío, de miedo a la vida, en definitiva... disparando emociones y muchas veces, enfermedades... Las palabras generadoras de silencio son las que nos llevan a hacer una pausa porque nos sentimos interpelados, porque lo que acabamos de escuchar “va con nosotros” y nos pueden ayudar en nuestro proceso. Como los peregrinos cuando hacen un “alto en el camino” para tomar fuerzas, el silencio nutre.

Nosotros también invitamos a cuidar el lenguaje, a cuidarnos. Y también a estar atentas y atentos a escuchar y decir palabras que generen nuestro silencio y el los otros, que lleven directamente a ese lugar donde poder sentir el bien-Ser que nos acompaña siempre, para seguir creciendo.

Muchas gracias al grupo de mayores de Oroso y a Rosa Ramírez, por haberlo organizado.

A los más buscadores, un libro: “Biografía del silencio” de Pablo d´Ors. Edt. Siruela.
A ti , Pablo, gracias también.

martes, 18 de octubre de 2016

Asombra en Tánger

Hoy en Tánger sopla con fuerza el viento, llueve y hace frío.
Y viene al pensamiento Beliones, los chicos de aquel bosque donde no hay protección contra el frío, la lluvia y el viento.
Esta vez el coche sube lleno de plásticos y de mantas.
Pero en Beliones, en los caminos de los necesitados de protección, se movían también las fuerzas del ejército con la misión de impedir que se les ofreciera.
La legalidad había declarado la guerra a los pobres y cercado sus míseros refugios. Asombra ver a un ejército desplegado para que los pobres no accedan al pan y tengan frío.
La tarde de Beliones se me hizo por dentro un clamor de preguntas”

Con estas palabras, nuestro amigo Santiago Agrelo, nos invitaba a reflexionar ayer sobre los encuentros con conciencia. Porque ver las noticias en los medios de comunicación llevan a cierta rebeldía interior -cuando más, mientras estemos mínimamente despiertos- pero vivir en primera persona que un ejército obediente vele para que no les llegue el pan y las mantas que otros les quieren dar a los que lo necesitan, conlleva a dar un salto más: el asombro y un clamor de preguntas. Ahí, con ellos, está nuestro amigo.

¿Y cual es nuestra responsabilidad con todo esto? Porque la situación nos desborda, el movimiento de supervivencia de esa gente que huye de su país es imparable, y los gobiernos “tienen su protocolo de actuación”... , entonces ¿qué hacer? Se me ocurren varias cosas. Van por fases, y no son fáciles, por cierto, pero es lo único que pienso que aporta, no solución, pero significado y serenidad, lo más importante.

Lo primero es ver lo que sucede, osea, no huir de esta realidad pero tampoco quedarse en ella, simplemente verla. La ignorancia consciente es cobardía.

Lo segundo es acoger las emociones que suscitan esas noticias y no dejarnos llevar por ellas. Forman parte del ser humano que somos, simplemente.

La última fase es permanecer en nuestro centro y ser fieles a nosotros mismos, a todo lo que somos, a todo lo que nuestro corazón nos lleva y seguirlo. Es la única manera de igualarnos a esa gente, que sin medios de supervivencia, son grandes y valientes de seguir su corazón, arriesgando sus vidas porque en su libertad, nada pueden perder. Mientras tengamos apegos, a nuestras cosas materiales, a las personas, a las emociones o a las ideas/ideales que surgen de nuestra mente, no podremos colaborar en el bien común. El compromiso con ellos pasa por el compromiso con nosotros, el reto más difícil y gratificante.

Mandamos un abrazo grande a Santiago Agrelo, coherencia viva con un corazón que late siendo voz de los que callan. En la Iglesia también hay de estos. Es un honor recibir en directo sus crónicas semanales. Muchas gracias.