martes, 31 de octubre de 2017

Coherencia



Ser coherentes con nuestros valores más altos no es tarea fácil. Solemos tener contradicciones entre lo que pensamos y lo que hacemos. Ya lo dice nuestro refranero, “ del dicho al hecho hay un buen trecho” o también otro, en el que se escudan algunos  educadores “ haz lo que digo, no lo que hago” Al menos con éste, se reconoce la dificultad de ser coherentes.

Este sábado nuestra amiga Nair, nos convocaba en un encuentro muy especial. Allí estaban sus hermanas, su familia, su compañeras y compañeros de trabajo, de estudios, alumnas y alumnos y muchas personas más. Todas amigas . En cualquier caso, otros tantos la recordaron dondequiera que estuvieran. ¡Qué plenitud de vida!

Nair fue un regalo en sí misma para quienes tuvimos la suerte de compartir con ella. GRACIAS. Tu ejemplo de vida, lleno de coherencia con el amor que profesabas, se ha quedado para siempre con nosotros y contigo. Como Francisco de Asís, que vacío de sí mismo, se entregó repleto de amor.

Demasiados recuerdos para describir. Es más, antes de los recuerdos ya había lazos ancestrales de una gran amistad entre nuestras familias. Tus hermanas y tú seguisteis la tradición, la sana y noble tradición de la amistad. GRACIAS.


Tu alquimia en la cocina y tus recetas tan ricas, ya no las tendremos. Tus dones eran únicos, como todos nosotros, únicos e irreemplazables. Me quedo, sin embargo, con el poso de la alegría alrededor de la mesa a la hora de comer. También con los silencios compartidos , con el viaje a Javier, con los veranos en Bueu, con tu disponibilidad, tu servicio sin miramientos... tu máxima de vida, “ ¿hago falta? Voy” Aquí, una vez más, se mostraba tu coherencia de vida. Me refiero a tu regalo del tiempo de manera voluntaria en el Cottolengo de Santiago de Compostela. GRACIAS.

Me honra poder escribir , aunque sea con pocas palabras, este testimonio tan real, tan lleno de sentido, al haber dicho que Sí, de una manera tan plena, a todo lo que la vida te dio, porque sé que también hubo sus sombras, y supiste amar “la hora que no brilla” GRACIAS



Ahora, tu Luz es más grande, ya que sin límites, alcanza todavía más...siempre con nosotros, Nair.