Con este lema arrancaba hace unos
días, el primer Foro de Espiritualidad de la Asociación Viento del Sur. Un fin de semana
intenso, donde se respiraba calidad y calidez. El tema era muy sugerente,
invitaba a realizar un viaje sin distancia hacia ninguna parte.
Había guías. Los conferenciantes
lanzaban palabras que hacían poso en nosotros, dándonos la oportunidad de
entrar en el gran silencio. Tuvimos la suerte de conocer a Gisela Zúniga. Me
impresionó su “estar presente” Ella era presencia. Se le notaba en su manera de
hablar y también en sus movimientos, era como si nos recordase todo el tiempo
que lo único que tenemos es el Ahora. En ella había quietud. Un lujo, vivirla
tan de cerca.
Me quedé con muchas experiencias que
resonaron en mí, incluso la poesía de Vicente Gallego, un artista que
nos hizo reir en más de una ocasión.
Ahora quiero compartir una descripción muy
pedagógica que realizó Enrique Martinez sobre la evolución de la mente,
desde la infancia. Nos ilustró con vivas imágenes, las consecuencias nefastas
de identificarnos con las cosas que vemos y que deseamos. Explicó brevemente,
las necesidades que tenemos desde el nacimiento, las que tienen que ser
cubiertas para sobrevivir; después vienen las otras, sobre los cuatro años, que
es cuando el niño se apropia y se identifica con lo que tiene: su cuerpo, su
nombre, su familia, sus juguetes, etc, y reclama la posesión de todo ello,
corriendo el riesgo de alejarse demasiado de su Esencia, que sólo se puede
llenar, precisamente, desalojando esas posesiones. Una paradoja de la vida.
Si se sigue esa dinámica,de adulto
se convierte en tres personajes que nada tienen que ver con el Ser que es:
Esclavo de la necesidad, nunca satisfecha; Mendigo de la aprobación y
reconocimiento de los demás, y por último, Verdugo, pues para “ser más que el
otro” lo desvaloriza y desvirtúa. El
caso es que estos tres personajes crecen, se desarrollan e incluso a veces
tienen la oportunidad de gobernar el
mundo.
Gran responsabilidad para los educadores para
mantener la mirada en el niño traspasando su apariencia, viendo más allá de lo
que dice y/o hace...sabiendo que es imposible saciar sus necesidades con cosas,
miles de cosas que pide y que, la mayoría de las veces, se cede también, de
manera compulsiva.
Antes de terminar el Foro, hubo una mesa
redonda dando la opción, a los asistentes,para preguntar a los ponentes
cuestiones variadas. Una de las personas decía que cómo es posible que existan
tantas guerras e injusticias. Fue Matilde de Torres quien respondió: "somos el estado de conciencia que sostiene el mundo". Las estamos manteniendo
entre todos. Es responsabilidad tuya y
mía, cambiar nuestro estado de conciencia para que el mundo cambie. O sea, el
esclavo, mendigo y verdugo que alimentamos, son los esclavos, mendigos y
verdugos del mundo. Cada vez que agredimos con nuestras palabras, pensamientos
o actos, mantenemos la ira y cada vez que amamos, construimos la paz.
Muchas gracias por este gran
Encuentro con conciencia!
No hay comentarios:
Publicar un comentario