“Lourdes Mateo Remiro es psicóloga experta en grupos humanos. Se lleva
dedicando a la terapia y a la formación desde hace veinticinco años y conoce
las Constelaciones Familiares (CF)
En sus consultas individuales incluye las CF como algo fundamental,
tanto para sus clientes como para su praxis profesional. Para nosotros es un
lujo que los terapeutas acudan con sus clientes, ya que nos garantizan una
continuidad después del trabajo en los talleres.
Con la CF se tiene la oportunidad de comprender todos los movimientos
que llevaron a los clientes a la situación en la que se encuentra en el momento
presente y esclarecer la función que estaba cumpliendo el síntoma en su
transgeneracional. Pero no es suficiente.
El proceso de abrirse al dolor del nacimiento, de la infancia y/o de la
juventud requiere maestría, y descubrir los recursos internos, también. Un buen
acompañamiento profesional facilita mucho. Lourdes les acompaña. Hablamos con
ella.
¿Cuál es tu criterio a la hora de sugerir a tus clientes que
realicen su CF?
LM. Desde mi punto de vista, hay un criterio necesario y a menudo
suficiente: el sufrimiento humano. Cuando una persona que acude a mi consulta
sufre y quiere dejar de hacerlo, le sugiero que realice su CF. Cualquier tipo
de dolor, malestar, confusión, emociones desagradables difíciles de expresar
tristeza sin motivo aparente, con una intensidad y frecuencia fuera de lo
normal..., cuando no sabe explicar lo que le pasa y aparentemente tiene una
vida estupenda desde el punto de vista social familiar, le sugiero una CF. Las
implicaciones sistémicas llegan a bloquear la evolución personal hasta límites
insospechados y los clientes no saben qué está ocurriendo en sus vidas. La CF
lo muestra. Por ejemplo, muestra cómo los hijos no pueden mirar hacia su propia
vida porque están mirando una situación sin resolver que sus antepasados u otro
familiar cercano (suelen ser padres) no pudieron mirar en su momento. Entonces,
al hacer visible el origen del bloqueo, mi cliente consigue tomar la fuerza
familiar para afrontar su propio camino, en vez de llevarla como una carga que
lo paralizaba con cualquier síntoma, motivo de la consulta.
En ocasiones, es algo intuitivo. Siento que le vendría muy bien a mi
cliente mirar algo de su sistema sin que haya una explicación objetiva y
racional.
A veces, compruebo que mi cliente no está atendiendo a algo que es
crucial en su sistema familiar y es necesario que lo haga, para poder avanzar y
entender su sufrimiento, entonces le propongo que realice su CF. Allí, mi
cliente está observando su escena propia con una claridad meridiana y hay más
posibilidades de que lo integre.
Por último, utilizo las CF como herramienta diagnóstica, porque tengo
varias hipótesis y teorías que quiero verificarlas, y me fío mucho de los
representantes, ya que no tienen información del cliente y aun así reflejan
claramente en muchas ocasiones, lo que está oculto y que yo ya he hipotetizado.
Es lo que se llama supervisión profesional, la cual me da un feedback adecuado”
Del libro:
Lealtades manifiestas. María José Lozano Lorenzo, Editorial Sirena de los Vientos. Página 94
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