En uno de los muchos pueblos marineros que hay en Galicia, el otro día daban una noticia peculiar. Se acababa de aprobar la celebración de bautizos civiles en el Ayuntamiento. Con tal motivo, salía en el periódico la foto de unos padres con su bebé, felices de haber inscrito a su hijo como un ciudadano más. Ahora todos los vecinos acogían al pequeño. La idea es estupenda. Pero, ¿por qué se le llama "bautizo civil" al empadronamiento de un recién nacido? Esta fue la pregunta que me hice.
Tuve que ir al origen del término lingüístico, primero al significado de "bautismo", y después de "civil". Luego, asociando los dos, me dí cuenta de lo importante que son las fiestas, los ritos de iniciación, los gestos sociales que señalan una nueva etapa en la vida de las personas. Pero sobre todo, la necesidad de compartir con los nuestros la alegría, en este caso, del nacimiento. Por lo visto también hay "primeras comuniones civiles", otra fiesta.
Ayer Encuentros con conciencia estuvo en una celebración. Había pocas personas, apenas veinte, y como no, reinaba la alegría: se trataba de una boda católica. Lo que llamaba la atención era cómo el ritual se iba realizando, a lo largo de toda la ceremonia, en su justa medida, como un indicador de conciencia, al igual que un faro indica dónde está la costa, pero el capitán del barco sabe que el faro no es el destino. En esta boda, los sacerdotes, padrinos, novios e invitados, estaban mucho más allá del rito, como el capitán. Todos y cada uno sabían su significado. Y veían la dirección del amor, con todas sus posibilidades de éxito y fracaso, si no se cuida.
Este estar "más allá del rito" dejó un poso de paz en el corazón de todos, que todavía hoy, lo siento como un latido.
Desde aquí, les damos las gracias a los asistentes, por habernos hecho partícipes de esta celebración tan peculiar, tan en conciencia y en coherencia, un lujo que no tiene precio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario