En África, se vive de manera
natural que los niños, cuando son demasiados en la familia, se vayan a vivir a
la calle. No hay ni espacio ni alimentos para todos en las casas.
En la ciudad, se pueden ver grupos
de estos pequeños, que luchan por sobrevivir encontrando comida por cualquier
parte, llegando a identificarse más con su instinto animal que con su categoría
de seres humanos. Lógicamente.
Sin embargo, desde una
perspectiva más amplia, se puede ver en estos niños su grandeza. Así le ha
ocurrido a Marina, una gran amiga que ha vivido en el Congo, en el corazón de África,
casi toda su vida. Ella nos transmite muchas historias de Kinshasa. A mí una de
las que más me ha impactado ha sido esta, la de los niños de la calle. Cuenta que
un día, vio a un niño de seis o siete años sólo y le preguntó si quería ir con
ella para comer, lavarse, vestirse…aprender a leer… y el niño asombrado le
preguntó “ pero ¿yo soy persona? “.
Había perdido su sentido de vida.
Le habían quitado sus derechos. En la casa de Marina tuvo buena acogida.
Después, también un buen futuro.
Este fue un hecho real. Se puede
decir, “bueno, pero quedan miles de niños sin comida todavía” Si. Pero para
éste ha sido importante, como las estrellas de mar que recogía un caminante por
la playa una a una y las lanzaba al mar. Alguien le preguntó “¿porqué hace eso
si hay tantas? “y le respondió, “pues porque las que lanzo, vuelven a vivir, y
para ellas, es importante…”
Mañana es la fiesta grande en
Javier, en el corazón de Navarra. Marina se mueve entre corazones. Allí vive,
desde que ha vuelto de África, en compañía de otras muchas mujeres, que han
estado por todo el mundo, siguiendo fielmente la senda de su camino interior.
Unas valientes y unas afortunadas… ellas lo saben.
Encuentros con conciencia se
nutre con ellas. No perdemos la ocasión de compartir unas horas cada vez que
vamos a esa tierra, de pura belleza y buena gente. Felicidades a todos y todas.
Que el espíritu de Francisco Javier, referente de entusiasmo y valor, siga
alentando los corazones.
Cierto es que África no deja indiferente, tiene un despertar en aquellos que hemos estado, enriquece. Admirable la labor de Marina.
ResponderEliminarGracias M. Jose y Alfred por vuestro trabajo.
Muchas gracias a ti ! sería estupendo , si has estado en Africa , que te animaras a contarnos alguna historia de vida más,. Por increíbles que parezcan, son reales...suerte de haber convivido con unos corazones tan grandes...
ResponderEliminarNo tengo una historia tan bonita ni conmovedora como Marina, ni tampoco he estado mucho tiempo en África. Pero puedo contaros lo que a mi me conmovió. Ellos viven el hoy no le dan tanta importancia al mañana, comparten lo que tienen hoy con sus hermanos, no guardan o acumulan para mañana como haríamos nosotros. La aceptación y la esperanza es indispensable para sobrevivir. Van de vientre una vez por semana. Y es habitual que los niños te acompañen durante horas, o días te regalan sonrisas, alegría, parece que salgan de la nada y luego desaparecen.
EliminarSí que conmueve! vivir el instante de manera natural y ser testigo de ello es uno de los tesoros más grandes. Muchas gracias por haberlo compartido en nuestros encuentros con conciencia.
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