En
Constelaciones Familiares se ve con frecuencia el daño que puede llegar a hacer
“silenciar” lo que ha ocurrido o lo que ha hecho algún miembro del sistema,
cuando éste se sale de la
norma. Es decir, lo que estaba prohibido, si se transgredía,
había que taparlo, por vergüenza, culpa… era una deshonra. El caso es que
generaciones posteriores, cargan con ese secreto y por fidelidad al sistema, su
Destino está abocado a veces, a padecer cualquier fatalidad. Se les llama
“lealtades invisibles”. Hay mucha literatura sobre el tema, pero mi intención
es sólo explicar esta breve introducción para poder contaros algo sobre Sara.
Sara
es una mujer que acudió a uno de nuestros talleres de Constelaciones Familiares.
Le hemos pedido permiso para contar lo que allí sucedió y para proteger su
identidad, ella misma ha elegido este bonito nombre. Nos explicaba que le había
llegado el momento de conocer desde otra perspectiva, qué había ocurrido en su
familia. Les habían sucedido muchas cosas, pero a ella quizás lo más fuerte.
Recuerda que había sido una niña sana y que un día, a los nueve años, le
invadió un silencio absoluto. Se había quedado sorda de repente. Sus padres la
llevaron a los mejores especialistas del momento y estaban perplejos , ya que
no había indicios de enfermedad alguna, ni de infección ni traumatismo, sólo un
hecho: la niña no volvió a oír. Le implantaron un tímpano artificial y le
reeducaron la audición. A partir de entonces oye a través de un aparato. Otro de
los avances de la ciencia.
Sí,
de frente. Mañana celebramos la Nochebuena, un tópico para muchos, una lata
para otros. También una celebración para recordar, los que conocen a Jesús, que
hace dos mil años él miró la realidad de frente, la acogió y la llenó de paz. A
éstos y aquéllos, os deseamos estos días, auténticos Encuentros con las
personas que os acompañan en este devenir que es la vida.
Feliz
Navidad!
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