En esta época del año, los estudiantes
acaban el curso escolar.
En Encuentros con conciencia nos
acercamos en esta ocasión ,al municipo de Vecindario, en la preciosa isla de
Gran Canaria. Celebramos con las alumnas y alumnos del Instituto, el fin de segundo de
bachillerato. Para ello, hemos “rescatado” una parte del discurso de una de sus
profesoras, Raquel García, que les dedicó con motivo de la clausura escolar.
Sus sabias palabras no dejan indiferente, evocan esa añoranza de valores
humanos en la sociedad, que todos sentimos.
Os dejamos con ella, vale la pena
llegar hasta el final del texto, sus alumnos la eligieron de madrina y
acertaron. Todo un lujo. Enhorabuena a todas y todos.
"...Y continúo. Acabáis de terminar
el bachillerato de humanidades y ciencias sociales. Así como vuestros
compañeros y compañeras el bachillerato de ciencias y tecnología . Cada persona
de las aquí presentes está feliz por ustedes. El bagaje formativo y personal
conseguido estos años formará parte de vosotros para siempre, y con sus títulos
se les abren los caminos hacia esa vida profesional a la que aspiran.
Pero quizás no a todos se les
ofrezcan las mismas oportunidades. ¿A qué me refiero? Recurro a las palabras de
la filósofa Martha Nussbaum ,
premio príncipe de Asturias en el 2012:
“Las humanidades y las artes
están recibiendo recortes en casi todos los países del globo. Las autoridades
las ven como lujos inútiles justo cuando los estados consideran que deben
acabar con todo lo que no sirva para ser competitivos en el Mercado mundial, y
están por ello perdiendo terreno sin parar en los currículum , así como en las
mentes y corazones de los padres y los estudiantes”.
Y yo me atrevo a pediros perdón
por ello. Perdón por una sociedad que ignora o, peor aún, que parece olvidar
que gracias a humanistas que lucharon
por separar la fe de la razón tenemos ciencia, que gracias a humanistas que
lucharon por separar la iglesia del estado, y por los derechos de la ciudadanía
frente a los abusos de las clases gobernantes, tenemos democracia. Que gracias
a humanistas que lucharon por la igualdad podemos proponer como el gran
proyecto de la humanidad el cumplimiento de los derechos humanos. ¿Puede haber
algo más importante que esto?
seguir leyendo...
Quizás algunos y algunas estéis
ahora pensando, sí, bueno, pero la mayor parte de eso es pasado. ¿Pasado? ¿Ya
no hacen falta humanistas? Veamos nuestro presente. Se dice que en el 2001
comenzó una nueva era.
A los hombres que iniciaron esta
era, a los que pilotaban los aviones estrellados el 11 de septiembre, todos con
una gran formación técnica. ¿Qué les
faltó?
A los terroristas de Isis que
matan a los que no profesan su desquiciada visión de la religión y que destruyen las mejores expresiones del
simbolismo humano. ¿Qué les falta?
A los hombres que secuestran niñas
por miles, a los que destruyen los cuerpos, las mentes y hasta la vida de
sus parejas. ¿Qué les falta?
A las personas que confunden
supersticiones y costumbres bárbaras con
conocimiento y con un orden justo. Las opiniones sin fundamento con el
verdadero saber ¿Qué les falta?
A los países que blindamos
nuestras fronteras dejando que vaguen a la deriva barcos con miles de personas
hambrientas, o que se hundan en nuestras costas. ¿Qué les falta?
A unas economías que dejan a
millones de personas sin recursos para vivir con una mínima dignidad, a un
sistema productivo que nunca en la historia ha producido tanta riqueza, pero
también, que nunca había generado un reparto tan desigual de la misma. ¿Qué les
falta?
A unas tecnologías que nos ha
proporcionado una calidad de vida inimaginable para nuestros antepasados, pero
también que nunca habían provocado una explotación tan extendida de personas y recursos. ¿Qué les falta?
¿Qué les falta? ¿Acaso más
formación en conocimientos científico-técnicos, en productividad, en
marketing…? O más ideas. Ideas como racionalidad, justicia, igualdad, dignidad,
diálogo, libertad política y religiosa, valores cívicos, crítica. Y los
argumentos de quienes las crearon, y conocer la historia de las luchas,
eternas, por su conquista. Ideas que
vacunen a nuestros jóvenes, desde muy pequeños, contra la intolerancia, el
racismo, el machismo, el clasismo, la indiferencia ante el mal ajeno, el odio a
lo distinto, la avaricia insaciable. Teorías que nos ofrezcan argumentos para
defender que de poco sirve una economía que aumente la productividad si no se
distribuyen de manera más justa los beneficios, y que nos blinden contra las
falacias de quienes disfrazan de bien común lo que tan solo son intereses
particulares.
Y más arte, y música y literatura. Vehículos insustituibles para expresar y canalizar nuestras mejores emociones, y conocer, sentir y preocuparnos por la vida de los otros, que es nuestra propia vida.
Homero, Hypatia, Platón, Kant,
Rousseau, Marx, Hannah Arendt, y no menciono
a más porque aunque nombrase a decenas me dejaría a la mayoría. No serán
vuestras ideas las que aprendan los jóvenes que deben solucionar estos
problemas, porque nos ha caído en suerte que tomen decisiones unas mentes
preclaras como nunca han existido antes, que se consideran habilitadas para decidir qué tipo de conocimientos valen
y cuáles no valen. Y sacrifican a los
nuevos dioses de la rentabilidad, del beneficio rápido y cuantificable, de la
competitividad a cualquier precio, la herencia de nuestros mejores intelectos.
Pero hay que reconocer que no utilizan hogueras para quemar los libros de
autores inútiles, como hicieron otras insignes personas en el pasado, se
limitan a quitarlos del currículo. Qué podemos y debemos decirles, alto y
claro, que "solo un necio confunde valor y precio".
Pido perdón a nuestro alumnado
porque no nos quejamos lo suficiente, y quizás, hasta más personas lo aplauden
que lo condenan. ¿Tan ignorantes nos estamos volviendo, o nos están volviendo,
que no comprendemos que el saber humano es uno, que si hablamos de ciencias y
de humanidades es solo porque la
realidad es tan diversa que nuestro
conocimiento e interpretaciones sobre ella también tiene que serlo? ¿Qué
nuestro saber y nuestra creatividad es tan amplio que, simplemente, necesitamos hacer clasificaciones?
Afirmo que una educación
concebida únicamente como parte de un modelo de mercado no solo no es la
solución, sino que pasaría a ser parte del problema. Educar para que haya más
personas que sepan mucho de algo, y nada de todo lo demás, no es la formación
que se necesita para enfrentar los problemas religiosos, políticos, económicos
y medioambientales de cuya resolución dependerá el tipo de futuro que
tendremos. ¿Qué debemos hacer en la escuela? En la escuela, por encima de
cualquier ideología, debemos formar personas, ciudadanos y ciudadanas, no
súbditos ni clientes, a los que transmitamos la riqueza de todo el conocimiento
y la creatividad humana. Y luego, estas personas elegirán, se harán médicos,
ingenieras, escritores, políticas, químicos, abogadas, etc, etc.
Acabo ya. ¿Cuál es mi deseo para
ustedes? Para todos ustedes. Les
deseo curiosidad, capacidad y tiempo
para aprender y disfrutar de la filosofía y de la física, de las matemáticas y
de la lengua, de la biología y de la música, de la historia y de la economía,
de las lenguas clásicas y del inglés o del alemán. Y que disfruten
ilimitadamente de la literatura y el arte que nos hacen evadirnos
maravillosamente de la cotidianidad, y que son los mejores instrumentos para
conocer el corazón humano.
Espero que os haya gustado este discurso en defensa de las humanidades, porque es un
encargo. Me lo ha pedido una alumna, y
no cualquier alumna, sino una de las tres mujeres que se han llevado las
matrículas de honor este año, y que eligió estudiar humanidades, Paula. Y esto
me sirve para señalar un último rasgo de este grupo: demostraron que saben
elegir pues la eligieron a ella como su delegada y a mí como su madrina.
Alumnado de 2 de bachillerato del IES José Zerpa. De humanidades y de ciencias. Que esta
sociedad sepa y pueda daros todo lo que os merecéis."
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