miércoles, 16 de diciembre de 2015

Mirar y limpiar

A las puertas de un nuevo solsticio de invierno, cerraremos el año 2015. Uno más.
El ritmo que llevamos es imparable y, la sensación de rapidez aumenta a medida que pasa el tiempo. Con frecuencia decimos, ¿otra vez turrón? ¿comprar regalos de nuevo?


Este fin de semana pasado decidimos parar. Pararnos físicamente e ir lejos de lo cotidiano. Sin ser exactamente mindfulness, realizamos intensas sesiones de atención plena. El taller lo dirigía Pedro Vidal, que después de estar en Japón  aprendiendo de la cultura Oriental, se dedica a llevar grupos de personas interesadas en ellas mismas. Nunca mejor dicho.
Nos refugiamos un grupo de cinco personas en el monasterio de Sobrado dos Monxes. Los sonidos de la Naturaleza nos remitían a Ella constantemente. Un oasis donde pudimos refrescar la memoria de lo que Somos. También aprovechamos para asistir a algún encuentro con los monjes, donde se escuchaba la misma melodía que en el entorno.

Para mi sorpresa, el silencio externo y la ausencia de actividad física, provocaron que miles de pensamientos asaltaran mi mente, de forma compulsiva. Pedro indicaba “ Echadlos todos a la tierra” Pero me seguían viniendo si acaso con más fuerza. Yo seguía tirándolos.
Al principio quería entender porqué me pasaba eso, pero después vi que me entretenía y que era más práctico continuar la faena de desalojar cuanto antes mi mente, sin entender. Era en vano. Después de doce horas así, mirando y limpiando, sólo pude ser consciente de la cantidad ingente de pensamientos que había retenido en mi mente, ocupando espacio. ¿Siempre han estado ahí? me preguntaba. Sí, siempre.
Al día siguiente, de pronto una sensación de ligereza y de paz se instaló en mí,  y a partir de entonces, los pensamientos vienen más despacio.
El camino, sin embargo, comenzó al salir del monasterio. El hábito de mirar y limpiar nuestra mente, se quedó instalado. Ahora se trata de practicar diariamente, igual que comer,dormir o cualquier otro. Esas fueron las instrucciones de Pedro Vidal, a quien le damos las gracias por haber venido desde Murcia y ofrecernos su tiempo, sabiduría y su humor, fundamental en estas ocasiones.
Os invitamos a hacer una pausa. Que sean estas vacaciones un encuentro con conciencia con una misma y uno mismo. Os sugerimos que probéis el gusto del Silencio , que no se entiende, pero envuelve de ternura a quien se acerca y dice “Abba” o lo que más resuene en vuestro corazón. Lo sabemos por experiencia, probad...

Y sobre todo, os deseamos una Navidad llena de cosas buenas para todas y todos.


2 comentarios:

  1. Al leer el artículo me viene a la mente una frase de Gandhi.
    Si cada día nos arreglamos el cabello, ¿por qué no hacemos lo mismo con el corazón?

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    1. Muchas gracias por tu aportación. La veo totalmente adecuada para cerrar este año 2015 y reflexionar, ¿por qué no...? ¿y que pasaría si probamos, al igual que con el cabello...?

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