El ritmo que llevamos es imparable y, la sensación de rapidez aumenta a medida que pasa el tiempo. Con frecuencia decimos, ¿otra vez turrón? ¿comprar regalos de nuevo?
Este
fin de semana pasado decidimos parar. Pararnos físicamente e ir lejos de lo
cotidiano. Sin ser exactamente mindfulness, realizamos intensas
sesiones de atención plena. El taller lo dirigía Pedro Vidal, que
después de estar en Japón aprendiendo de la cultura Oriental, se
dedica a llevar grupos de personas interesadas en ellas mismas. Nunca
mejor dicho.
Nos
refugiamos un grupo de cinco personas en el monasterio de Sobrado dos Monxes. Los sonidos de la Naturaleza nos remitían a Ella
constantemente. Un oasis donde pudimos refrescar la memoria de lo que
Somos. También aprovechamos para asistir a algún encuentro con los
monjes, donde se escuchaba la misma melodía que en el entorno.
Para
mi sorpresa, el silencio externo y la ausencia de actividad física,
provocaron que miles de pensamientos asaltaran mi mente, de forma
compulsiva. Pedro indicaba “ Echadlos todos a la tierra” Pero me seguían
viniendo si acaso con más fuerza. Yo seguía tirándolos.
Al
principio quería entender porqué me pasaba eso, pero después vi
que me entretenía y que era más práctico continuar la faena de
desalojar cuanto antes mi mente, sin entender. Era en vano. Después
de doce horas así, mirando y limpiando, sólo pude ser consciente de
la cantidad ingente de pensamientos que había retenido en mi mente,
ocupando espacio. ¿Siempre han estado ahí? me preguntaba. Sí,
siempre.
Al
día siguiente, de pronto una sensación de ligereza y de paz se
instaló en mí, y a
partir de entonces, los pensamientos vienen más despacio.
El
camino, sin embargo, comenzó al salir del monasterio. El hábito de mirar y limpiar
nuestra mente, se quedó instalado. Ahora se trata de practicar
diariamente, igual que comer,dormir o cualquier otro. Esas fueron las
instrucciones de Pedro Vidal, a quien le damos las gracias por haber venido
desde Murcia y ofrecernos su tiempo, sabiduría y su humor,
fundamental en estas ocasiones.
Os
invitamos a hacer una pausa. Que sean estas
vacaciones un encuentro con conciencia con una misma y uno mismo. Os
sugerimos que probéis el gusto del Silencio , que no se entiende,
pero envuelve de ternura a quien se acerca y dice “Abba” o lo que más resuene en vuestro corazón. Lo sabemos por experiencia, probad...
Y sobre todo, os deseamos una Navidad llena de cosas buenas para todas y todos.
Y sobre todo, os deseamos una Navidad llena de cosas buenas para todas y todos.